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En su libro “Trauma y recuperación”,  Judith Herman presenta un modelo de recuperación para personas que necesitan superar experiencias abusivas y traumáticas en sus vidas. Nos demuestra con profusa evidencia clínica que los sobrevivientes suelen desarrollar “estrés postraumático” (generalmente aquellos que tuvieron experiencias muy terribles pero de corta duración como ser testigos de un crimen o sufrir un ataque sexual) o también  “estrés postraumático complejo” (en aquellos que vivieron en situaciones de abuso durante años como es el caso de hijos y parejas de psicópatas y narcisistas.)
Los síntomas de todos estos pacientes cuando llegan al consultorio varían y dependerán del tipo de trauma. No es necesario que estén todos presentes pero si tienes más de tres de los mencionados en la siguiente lista es probable que padezcas EPT y debas consultar a un especialista en situaciones traumáticas o abusivas.
Estado de alerta casi constante.
Dificultad para regular las emociones y los impulsos
Insensibilidad y letargo emocional
Hiperreactividad o ira.
Adicciones a sustancias para mitigar el dolor.
Adicciones conductuales con el mismo fin (sexo, juegos de azar, etc.)
Conductas auto agresivas
La disociación (no sentirse conectado con su propio cuerpo, quedarse en blanco, perder la noción del tiempo, tener amnesias temporarias, etc.)
Depresión y/o ataques de pánico.
Recuerdos intrusivos que no se logran controlar.
Pesadillas e insomnio.
La Dra. Herman divide el proceso de recuperación en tres etapas que el terapeuta deberá pautar: 1) el restablecimiento de la seguridad y un sentido de autoestima en la vida del paciente, 2) el  duelo y la revisión del pasado y 3) la reconexión con una nueva vida y con nuevos vínculos sanos.  Herman considera que no se puede ir directamente al análisis del trauma sin antes haber establecido una seguridad mínima en la vida del paciente (especialmente si su ex pareja o familiar es violento) y sin haber logrado un vínculo de confianza entre el paciente y el terapeuta.  El consultorio es un lugar de sanación al que describe como “un lugar privilegiado dedicado a la memoria, es el espacio en el que los sobrevivientes ganan la libertad de entender y contar sus historias.”  Para sanar es necesario poder poner en palabras lo que hasta ahora el paciente había manifestado como enfermedad: “El conflicto entre la necesidad de negar los eventos horribles y el deseo de proclamarlos a viva voz es la dialéctica central del trauma psicológico. Cuando la verdad es finalmente reconocida, los sobrevivientes pueden comenzar a sanar. Sin embargo, a menudo, el secreto prevalece y la historia del evento traumático sale a la superficie como síntoma en vez de como un relato organizado.” Herman añade también: “el abusador, para escapar de su responsabilidad, hará todo lo que esté en su poder para promover la confusión y el olvido en la víctima”. Muchos sobrevivientes dudan, tienen disonancia cognitiva y en ocasiones amnesias temporales pero también sufren pensamientos obsesivos que reproducen las memorias traumáticas: “las personas traumatizadas alternan entre el congelamiento de sus emociones y el revivir constante del abuso”.
Etapa uno
En esta etapa se trata de conseguir una ‘hoja de ruta’ del proceso de curación. Se establecen objetivos de tratamiento y  enfoques útiles para alcanzar esos objetivos. El establecimiento de la seguridad y la estabilidad emocional del paciente es la prioridad, se le enseña a aprovechar y desarrollar las propias fuerzas internas que creyó perdidas durante la relación con el/la psicópata o narcisista. Aprenderá a regular las propias emociones y a controlar los síntomas que causan su sufrimiento. Lo más importante para poder pasar a la etapa dos es establecer un genuino auto-cuidado. Por supuesto, no todo es siempre tan perfectamente ordenado y secuencial. Por ejemplo, durante la primera etapa puede ser necesario analizar el contenido de los recuerdos perturbadores que están impactando en la vida del sobreviviente. Esto puede ser imperioso para ayudar a manejar los pensamientos recurrentes, o para entender por qué este paciente sigue maltratándose con conductas adictivas o enganchándose a personas que reviven su trauma (por ejemplo, el psicópata convenció a la víctima que era inútil e indigna/o de amor y que está condenada/o  a una vida de abuso y dolor).
Dependiendo de la gravedad de los síntomas, la primera etapa del tratamiento también puede incluir abordar los problemas con alcohol o drogas, la depresión, los comportamientos alimentarios, la salud física, los ataques de pánico, y /o de disociación. El terapeuta puede indicar la interconsulta con un médico que le indique medicamentos para reducir la ansiedad y /o la depresión, por ejemplo, inhibidores de la recaptación serotoninérgica (ISRS), o referirlo a un especialista en terapia de comportamiento dialéctica (DBT), un tratamiento para las personas que tienen serios problemas para tolerar emociones muy dañinas.
Etapa dos
Después de establecer una base sólida de entendimiento y de seguridad entre terapeuta y paciente comenzarán los trabajos de la segunda fase. Esta etapa de recuperación y tratamiento implica remover los recuerdos más pesados  y pasar por  un duelo. Recién en esta etapa es cuando la doctora Herman recomienda unirse a algún grupo de sobrevivientes, siempre sin dejar de lado la terapia individual, por el riesgo que conlleva escuchar otras historias de abuso si no se está preparado.
El trabajo principal de la segunda fase consiste en la revisión de los recuerdos para disminuir su intensidad emocional y tratar de asignarles un significado para la construcción de una vida y una identidad saludables. En esta etapa es inevitable atravesar el dolor de las experiencias abusivas y hacer el duelo por lo que se perdió o por lo que nunca será (es en este momento en el que se hace evidente que los psicópatas y narcisistas no cambiarán y que nunca nos devolverán amor o respeto por lo que es conveniente mantener un contacto cero).
Uno de los enfoques de investigación que está siendo utilizado con éxito para el procesamiento de los recuerdos traumáticos de esta etapa es la terapia EMDR sobre la que ya hemos hablado en este blog. Este método puede transformar rápidamente los recuerdos traumáticos en no traumáticos  sin tener que profundizar en ellos exhaustivamente cuando se teme una descompensación del paciente.  Luego de este tratamiento y, sin los síntomas más crudos del estrés postraumáticos, el paciente podrá ir trabajando e integrando los recuerdos más traumáticos a su memoria en forma desapegada.
Etapa tres
La tercera etapa de recuperación se centra en volver a conectar con la gente, en desarrollar actividades significativas y en ganar valor personal. Herman da estrategias para volver a confiar en los demás, ejercicios para recuperar la autoestima y alienta a sus pacientes para que recuerden quiénes eran, que querían y que anhelaban antes de que sufrieran el abuso, haya durado éste un mes o diez años. Ella considera que estas relaciones abusivas quiebran la narración vital y la memoria de las víctimas que se encuentran con un agujero al que tienen que darle explicación y crear una trama de significación que se extienda hacia un futuro luminoso y esperanzador.
No es un libro de fácil lectura. Las situaciones traumáticas narradas por mujeres violadas o golpeadas por sus parejas, hijos de narcisistas, niños abusados, veteranos de guerra y demás son estremecedoras pero podemos asegurarte que si lo toleras, es el mejor libro para superar los síntomas del estrés postraumático, entender  el abuso, hacer el duelo  y finalmente recuperarse en forma definitiva. Afortunadamente está disponible en español y en versión papel o electrónica.

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